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El embarazo como camino de evolución personal

Actualizado: 29 ago 2019



La gestación es un momento cumbre de crecimiento personal. Es un camino sin regreso. Es enfrentar los más grandes temores y las más grandes ilusiones. Es la posibilidad de dejar atrás para renacer. Es el compromiso con la vida. Es el compromiso con la muerte. Es la muerte y la vida en un mismo instante.

El embarazo es un camino en el que hay que atravesar algunas puertas. Cada puerta representa aquellas situaciones que te ponen a prueba, que te implican crecer, trascender, evolucionar. Hay algunas puertas que todas las mujeres atraviesan y hay otras que son particulares de cada una. A veces las puertas son difíciles de atravesar y ellas, aun cuando sea difícil, las atraviesan. En otros casos, buscan atajos y evitan atravesarlas. Sin embargo, cuando hay un reto que tu alma te está pidiendo trascender, tú puedes creer que has evadido la puerta, pero la puerta cambiará de apariencia y se te volverá a presentar cuantas veces sea necesario hasta que decidas atravesarla. La vida no tiene escapatoria, solo hay un camino siempre, el camino hacia adelante.

En el embarazo hay algunas puertas que suelen ser comunes a todas las mujeres. En psicología decimos que hay una regresión en la modalidad de relación objetal, lo que en palabras sencillas significa que la mujer tiende a devolverse a formas de relación de dependencia, necesitando de otro para satisfacer sus necesidades. Esto suele ser particularmente difícil para aquellas mujeres que les gusta valerse por ellas mismas, tener todo bajo su control y ser totalmente independientes. Para ellas, esta será una puerta que si la logran atravesar sentirán un gran alivio emocional.

Igualmente, en la mujer embarazada el funcionamiento yoico regresa a comportamientos infantiles: la mujer se rige por el principio del placer y tiene cambios de ánimo abruptos. Así por ejemplo, sin importar la hora o circunstancia, nos pedirá satisfacer su antojo, prevaleciendo su deseo sobre el principio de realidad. Además, hay una regresión estructural del super yó, lo que implica que aquellas normas que antes eran imprescindibles, dejan de serlo. Aquello que la mujer jamás haría, ahora lo hace sin reparo.

Todas estas regresiones llevan a que la madre vuelva a su condición infantil, ser hija, para sanar y después nacer como madre. Se trata de un proceso inconsciente y necesario para la evolución del ser. Una madre en el embarazo vuelve a sus raíces para que sus frutos no germinen en la misma tierra de la que ella germinó. Toda madre busca darle a su semilla de amor la oportunidad de crecer en un terreno limpio y sano y para ello, ella se compromete con su propia evolución.

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