Cesárea con o sin trabajo de parto: dos realidades muy diferentes
Actualizado: 29 ago 2019

Este artículo va dirigido a ti: esa mujer que lo dio todo por su parto vaginal y que después de quince horas de trabajo de parto terminó en cesárea.
¿Valieron la pena esas 15 horas de trabajo de parto?
¡Sí, esas quince horas hicieron la gran diferencia y hoy te dedico este artículo a ti!
En nuestra cultura la pregunta es simple: ¿tuviste parto o cesárea? ¿blanco o negro? El gris no tiene cabida. Sin embargo, nuestra mente reduccionista necesita abrirse a una nueva posibilidad: la cesárea con trabajo de parto ¿Para qué vivir el dolor de un trabajo de parto si voy a terminar en una cesárea?
Hace más de un siglo Eugene Marais en Sudáfrica realizó un experimentó para constatar lo que su espíritu de poeta le decía: existe una relación entre el dolor de parto y el amor maternal. Su experimento lo realizó con sesenta Kafir Bucks, antílopes semisalvajes, y les administró cloroformo y éter para tratar el dolor de parto. Resultado: las madres no cuidaban de sus crías. Diversos estudios se han realizado con númerosos mamíferos para comprobar que al suprimir el dolor durante el parto se altera el comportamiento maternal ¿Por qué? Porque al sentir dolor nuestro cuerpo libera sustancias opiáceas: endorfinas y todo un coctel de hormonas del amor directamente relacionadas con el comportamiento maternal. Lo más interesante es que las hormonas liberadas por la madre y el bebé durante el trabajo de parto permanecen en su cuerpo favoreciendo el vínculo y la interacción entre los dos en el postparto.
Una de estas hormonas es la oxitocina, la cual sabemos que tiene un rol protagónico en las contracciones uterinas, pero su función no se reduce a este hecho. Los últimos estudios la relacionan con la capacidad de amar del ser humano. Así por ejemplo se ha comprobado que la segregación de oxitocina unida con la segregación de prolactina activa el comportamiento maternal. Igualmente, los altos niveles de oxitocina, en ausencia de prolactina, se relacionan con el incremento del deseo sexual, de hecho, la oxitocina contrae el útero durante el orgasmo femenino para favorecer el ascenso del esperma.
Por otro lado, las endorfinas liberadas durante el trabajo de parto estimulan la secreción de la prolactina: la hormona de la lactancia. Así como tu lo dijiste ¡la lactancia fue tu regalo por esas quince horas de trabajo de parto! “Una cesárea sin trabajo de parto parece ir a la par con riesgos acrecentados de dificultades en la lactancia” Michel Odent ¿Por qué? Porque una cesárea programada le impide a madre y bebé la segregación de las hormonas implicadas en el parto y la lactancia, eso está claro. Es así como diversos estudios han mostrado una mayor producción de leche en aquellas madres con cesáreas durante el trabajo de parto en comparación con quienes tuvieron cesáreas programadas.
Igualmente, se ha comprobado que “las dificultades respiratorias del recién nacido son significativamente más frecuentes después de una cesárea programada sin trabajo de parto que después de un nacimiento por vía vaginal o incluso una cesárea durante el trabajo de parto” Michel Odent. ¿Qué explicación podemos darle a este hecho? Cuando una mamá vive su trabajo de parto, el feto ha tenido participación en el desencadenamiento de este proceso natural. Una de las formas en que el feto demuestra estar listo para nacer es liberando en el líquido amniótico, una sustancia que indica que sus pulmones ya han madurado. Por lo tanto, una madre que tiene su trabajo de parto puede tener la certeza de haber respetado los ritmos naturales del parto, ha escuchado cuando su bebé está listo para nacer ¡Dejemos de anteponer la necesidad del adulto sobre la necesidad de un recién nacido!
En conclusión, si comparamos una cesárea programada y una cesárea durante el trabajo de parto diríamos que en una cesárea programada no respetamos el ritmo natural de parto, no tenemos garantía de la maduración pulmonar de nuestro bebé, aumentamos el riesgo de dificultades respiratorias, no le damos un papel protagónico al bebé durante el nacimiento, el bebé no tiene la oportunidad de poner en acción su sistema de hormonas y la lactancia tiene mayores probabilidades de presentar dificultades. Añado que, según Michel Odent, “las probabilidades de éxito de un parto vaginal posterior a la cesárea parece que son menores que después de una cesárea durante el trabajo de parto”.
Termino este artículo haciendo un llamado al respeto por la vida. Nuestro intelecto aun es muy poco para comprender la sabiduría de la naturaleza. La ciencia primal, ha estudiado los efectos de las alteraciones durante el nacimiento en la vida adulta y ha comprobado que las dificultades para amar están en su mayoría relacionadas con alguna alteración en el momento del nacimiento. Mi apuesta sigue siendo la misma, transformemos el mundo desde la semilla, démosle al milagro de la vida el mejor inicio en este mundo, solo así nuestra realidad será diferente.
¿Valieron la pena esas quince horas de trabajo de parto?
¡Sí, le diste a tu bebé un regalo para toda la vida!