¿Y si la forma como nacemos influye en nuestra capacidad de amar?
Actualizado: 29 ago 2019

Se han hecho pocos estudios para comprobar cómo la manera en que nacemos influye en nuestro desarrollo posterior, definitivamente en esta cultura de la inmediatez nos cuesta pensar a largo plazo. Sin embargo, sí se encuentran algunos estudios con resultados muy concluyentes al respecto. Afortunadamente existe la Investigación en Salud Primal: aquella encargada de estudiar los efectos a largo plazo de la manera en que nacemos. Puedes encontrar sus estudios en Primal Health Research (www.birthworks.org/primalhealth).
En estos estudios se comprueba que, sin importar la especie mamífera que se estudie, existe un periodo corto tras el nacimiento que no se repetirá jamás ¿Qué pasa si se perturba ese primer momento? Está claro que una mujer que va a dar a luz debe segregar gran cantidad de hormonas, cada una de las cuales tiene un lugar fundamental en la hora siguiente al parto en la interacción madre-bebé. La oxitocina por ejemplo, tiene un rol clave en el comportamiento. El cerebro tiene receptores sensibles a esta hormona en una zona del cerebro llamada BNST (Bed Nucleus of Stria Terminalis) y la cantidad de receptores aumenta durante el parto. Resulta que “la destrucción experimental de esta zona inhibe los comportamientos maternales” Michel Odent. Por lo tanto, es factible decir que una mujer refuerza su capacidad de amar al dar a luz a su hijo. La oxitocina está vinculada a muchas formas de amar: si se acompaña de una elevación de la prolactina seguramente se asociará con un comportamiento maternal. Pero oxitocina en ausencia de prolactina puede traducirse en deseo sexual por tu pareja.
El cuerpo está perfectamente alineado para favorecer ese primer encuentro entre madre e hijo y hay diversos estudios que confirman que la salud física, mental y emocional de cualquier ser humano inicia desde el vientre. Por ejemplo, “un hombre estará protegido del riesgo de padecer cáncer de próstata si su madre lo ha traído al mundo cuando padecía una pre-eclampsia” Michel Odent. El periodo primal es clave en la vida de cualquier ser humano, eso está claro.
Volvamos a nuestra pregunta, ¿La forma cómo nacemos influye en nuestra capacidad de amar en etapas futuras? Según las investigaciones en Salud Primal la respuesta es sí. En estos estudios se ha encontrado que existen factores de riesgo en el periodo que rodea el nacimiento, que explican alteraciones en la capacidad de amar. Entendiendo esta capacidad como la posibilidad de amarse a uno mismo y a los demás. Por ejemplo, se han publicado estudios en los que se sostiene que el autismo, que implica una dificultad para relacionarse, puede tener factores de riesgo en el periodo perinatal como por ejemplo: parto provocado, parto con anestesia, fórceps difícil y reanimación del bebé después de su nacimiento. Así, también otros estudios han sugerido que “el riesgo de autismo es significativamente mayor después de un nacimiento por cesárea y después de un nacimiento con un resultado inferior a 7 en el test de Apgar” Michel Odent. Cabe aclarar que el Test de Apgar es un examen clínico que se realiza al recién nacido para verificar cómo toleró su vivencia de parto y cómo está respondiendo en la vida extrauterina.
Analicemos otro dato interesante: la cirugía estética en Brasil es de los índices más altos del mundo y a la vez este es uno de los países con las más altas tasas de cesáreas. Colombia… parece seguir el mismo camino. ¿Puede ser la cirugía estética una alteración en la capacidad para amarse a uno mismo? ¿Para aceptarnos tal como somos? ¿Por qué en Latinoamérica la cirugía estética y la cesárea son tan comunes? ¿Habrá alguna relación?
Pareciera que entre más invasivos son los rituales en torno al nacimiento… más agresiva es una sociedad ¿Por qué la mayoría de países desarrollados (por ej. Noruega, Suecia, Alemania, Canadá) tienen la mayoría de partos de manera natural? ¿Por qué la OMS sugiere tan solo un 10 a 15% de cesáreas y en Colombia hay hospitales con tasas de cesáreas del 90%?
Las intervenciones médicas son necesarias, en ocasiones, y logran salvar vidas, nadie ha dicho lo contrario. Sin embargo, hay miles de razones por las que debemos evitar al máximo perturbar el proceso natural del parto. La naturaleza es demasiado sabia y nuestro intelecto aun muy corto. Aun no sabemos con certeza los efectos a largo plazo de entrometer nuestra mano en un proceso sagrado y natural. Sin embargo, ya está claro que la manera en cómo nacemos influye en nuestra vida posterior.
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