Enséñame a decir no: Autocontrol en la infancia.
Actualizado: 24 ago 2019
El artículo de esta semana está inspirado en ese amigo que ha tratado de dejar el cigarrillo tantas veces, en esa amiga que quiere ir al gimnasio y solo consigue pagar la mensualidad e ir dos días, en cada uno de nosotros que se devora el postre aun cuando había dicho que era hora de dejar el azúcar. ‘El último cigarrillo, mañana dejo de fumar’. ‘Solo un último postre, mañana dejo el azúcar’ ‘La próxima semana ya seguro empiezo a hacer ejercicio’. Todos estos ejemplos que pueden parecer triviales esconden uno de los preceptos más importantes de la psicología: el autocontrol. Los lectores podrán pensar: “¿Para qué dedicarle un artículo a este tema? Suficiente con los best sellers de autoayuda, esto no tiene importancia cuando hablamos de desarrollo infantil y crianza”. A lo que yo les respondería, ¿seguros?
Extrapolemos este concepto a situaciones más críticas que apelan directamente a nuestros niños y adolescentes: embarazo adolescente, abuso de sustancias, adicciones, delincuencia, deserción escolar, obesidad. Así es. Porque resistir la tentación implica autocontrol. Perseverar hacia una meta implica autocontrol. Tomar decisiones acertadas implica autocontrol. La conocida ‘fuerza de voluntad’ no es un cliché. La capacidad de contención en primera infancia tiene relación directa con la toma de decisiones en la adolescencia y vida adulta. No en vano el autocontrol se ha considerado la aptitud maestra que subyace a la inteligencia emocional. Según Daniel Goleman, “el alto nivel de autocontrol no solo predice mejores calificaciones sino también un buen equilibrio emocional, mejores destrezas interpersonales, sentido de seguridad y adaptabilidad en los niños”. Según el estudio A gradient of chilhood Self-control predicts health wealth and public safety por Terrie E Moffitt, “el nivel de autocontrol de un niño es un indicador de su salud y éxito económico (también de sus antecedentes criminales) en la adultez”.
Dos creencias a desmantelar: 1. Los niños son incorregibles, terriblemente impulsivos y siempre erigirán la gratificación instantánea. 2. La fuerza de voluntad es un factor inherente. Desde el nacimiento se tiene o no se tiene. Una verdad inevitable: vivimos en la era digital, donde la gratificación es instantánea. Nuestros niños lo tienen todo a la mano, o mas bien a un click, rápido y fácil. Los deseos se complacen casi inmediatamente y en este contexto es muy difícil enseñarles a controlar sus impulsos. Sin embargo, como adultos debemos prepáranos cada vez más y vez mejor para lograrlo. ¿Hay un momento adecuado para empezar a enseñarles sobre autocontrol? Ahora mismo es el momento. Entre mas temprano mejor.
Todos conocemos al Monstruo come galletas de Plaza Sésamo. No puede controlar su apetito voraz. Todo el día sueña con galletas y tan pronto ve una no puede resistirse. Los productores de Plaza Sésamo desarrollaron contenido junto con un equipo de psicólogos de la universidad de Standford para trabajar el autocontrol. Este equipo de expertos en desarrollo infantil sabía muy bien que la capacidad de demorar una satisfacción inmediata por las consecuencias del futuro es una capacidad cognitiva que se ADQUIERE. Según el psicólogo Walter Mischel el autocontrol es una capacidad susceptible de modificación que puede mejorar a través de diferentes estrategias. Recursos como Lucas el Come galletas es una excelente manera de explicarle a nuestros niños la naturaleza de su mente, la importancia de detenerse a respirar, analizar las consecuencias futuras de nuestros actos y tomar una decisión acertada.
¿Cómo se controlan los impulsos? Contando hasta 10, respirando, recordando las consecuencias, tomando agua, cantando una canción, alejandose o enfocando la atención en otra cosa. Todas estas acciones se aprenden, y se aprenden con entrenamiento. Ahora solo estamos abonando el terreno, para que ellos sean mucho mejores que lo que fuimos o somos. Para que cada vez tengan un mayor grado de decisión sobre sus reacciones. Para que la claridad y discernimiento impere en todos sus dilemas. Para que su poder personal sea firme e infinito, hoy y en su futuro.